viernes, febrero 23, 2007

Cómete el emparedado, cariño

Nunca transaré: odio con toda mi alma los doblajes de pelis, documentales, series, avisos de Sprayette (esos me divierten), realities y lo que sea. Los odio.
Odio el adjetivo "sweet heart" que usan los yanquis. Es lo más cursi que escuché en nombres cariñosos. Es peor que "bichi".
Pero lo peor son los doblajes, su falta de actuación y sus sustantivos.
Emparedado nevera cabello patatas calcetines cazadora cariño maldito canalla refrigerador cielos rayos y centellas aretes traje de baño filete refresco bastardo batido barbacoa chuleta y cacahuete. Ah! Y perro caliente.

jueves, febrero 22, 2007

Sin fotos

Como mi cámara no es digital no puedo mostrar fotos automáticas de aquello que me conmueve. Pero cuando la escanee, orlará este sitio la virgencita de la Recalada (así la bauticé), con su cuerpo de madera, portando flores de plástico y rodeada de caracoles y conchas marinas. Al fondo, el faro.

No creo en las virgencitas. Pero ésta era realmenre linda. "Santa virgencita de la Recalada, madre de los pescadores, ruega por nosotros pecadores". Pedazo de rima me mandé.

O sino: "Santa virgencita de la Recalada, madre de los turistas, ruega por nosotros pescadores, ahora y en la hora de nuestro ascenso al faro, amén".

El faro podía visitarse. Así que allí estuve. Dicen que es el más alto de latinoamérica. Eso no me consta. 76 metros me dijo el de Prefectura.

Como todo faro, éste consta de un tubo cilíndrico largo, colocado perpendicular a la tierra y con travesaños o más bien tirantes que, en forma de triángulo, lo sostienen más o menos inmóvil.

En la parte interna del cilindro -que debe tener un metro y medio de diámetro- no hay un ascensor. Hay una escalera caracol que permite, por supuesto, una visión acotada hacia unos pocos escalones para arriba y pocos escalones para abajo. Son más de trescientos los escalones. Son 76 metros de escalones.

Una pesadilla subir. Las voces de los que van más arriba son el testimonio de su presencia, una presencia de ultratumba, ciega, con voces amplificadas por el eterno tubo por el que están ascendiendo. Se escuchan risas también de ultratumba. Buuuuu!!!

Es el helicoide de Marechal, el descenso a los infiernos del Dante, pero para arriba.

Una experiencia del más allá. Una preciosura, qué quiere que le diga. Y me olvidaba: al llegar a la cima, lo de más o menos inmóvil no era un eufemismo.

viernes, febrero 16, 2007

Mmmm!!!


Color rojizo transparente, de sabor suave y dulce a pesar de que no tiene azúcar. Muy rico el té de frutas tropicales Saint Gottard que hoy me convidó Chicatuk.

¡El saquito tiene semillitas adentro!
Qué linda palabra "transparente". Como mis ojos: marrón pero transparente.

Cintura de pollo

Que no me vengan con que es un mito: que la mayoría de las pibas preciosas adolescentes que andan por la calle tengan esas carnes de cintura desbordadas de su molde (un pantalón ajustadísimo en sus pequeños trastes) cual matambre listo para ir a la cacerola, es culpa pura y exclusivamente de la moda del tiro bajo. Por suerte, las que pasamos los 26 ó 27 años recién agarramos esa onda a los 20, cuando nuestra cintura ya estaba formada por los espantosos jeans de tiro alto. Por supuesto que no los volvería a usar, te armaban unos culos-pera de dos metros de largo, y el torso quedaba tan cortito que parecíamos unas muñecas patonas, pero eso sí: si algún día tengo una hija le voy a comer el coco de tal manera que va a usar cualquier cosa, hasta un jogging con elástico en la cintura, en vez de andar todo el día con esos jeans deformantes.

martes, febrero 13, 2007

Insoportabilidad ariana


¿Notaron cuántos bloggers son (somos) de Aries?
Es una pregunta retórica y no hace falta que la respondan. Pero me remitió a mi experiencia zodiacal kármica de la búsqueda de un aries.
Una vez conocí a un chico que al principio me pareció tan chispita, tan charlatán, tan divertido y algo colérico que remití su venida al mundo en algún día entre fines de marzo y principios de abril. Venía palpitando que por ahí andaba, y cuando le pregunté la fecha de cumpleaños lo confirmé. Había encontrado a un ariano por fin.
Y era insoportable. ¡Era igual a mí!
Me interrumpía cuando yo hablaba, era terco y cabezón, no soportaba (o no entraban en su razonamiento) otras opiniones, y hacía un escándalo por nada.
Se creía el rey del universo, el más inteligente, o al menos así se vendía. Era como tener un espejo adelante en el que me veía todo el tiempo en un alter ego –para mí- deformado e hiperbólico.
Huí despavorida.
Para arianos basta conmigo. Después, sólo amigos y amigas. Nada más.

lunes, febrero 12, 2007

Hoy, mirando la vidriera de Glam, había una mujer que tenía tatuado en el brazo un perro y decía alrededor “Por siempre Ricky”.