lunes, octubre 23, 2006

La grosería está de moda

Con esto de que que el capitalismo es un crimen de lesa humanidad, ser libre pasó a ser sinónimo de "ser"de alguno de los 3459 partidos o agrupaciones autodenominadas de izquierda que hay; también es sinónimo de estudiar en alguna "escuela de formación estético-expresiva" y de consumir diseño, arte y música, todas cosas muy cool y generalmente caras.

En este país los supuestos comunistas quieren el derroche estatal y los supuestos liberales quieren (sus) economías protegidas. No existe el mérito ni tampoco búsqueda de la excelencia, que son concebidos como discriminaciones injustas y dictadas por el FMI.

Pero todo eso no lo voy a analizar ahora, tendría que estar un siglo escribiendo. Los que no tolero son a aquellos para los que ser libre pasó a ser sinónimo de ser grosero, mugriento, improvisado. Tomar vino caro del pico, escribir en formato telegrama, imitar el modo de hablar de la cumbia villera, no tener nunca cigarrillos (¡pero pedir a lo loco!), usar ropa sucia, no contestar el saludo, prepear a la gente, ser cínico con los desconocidos o, ¡peor! con los conocidos. Eso antes era patrimonio de gente que no había tenido oportunidades en la vida, algo que escapaba de su voluntad. Ahora para muchos es una elección de vida.

En esta categoría no entran todas las características mencionadas por separado. O a lo sumo de a dos o tres. Lo que no soporto es cuando se dan todas juntas en una misma persona. O en un grupo de personas que se autolegitiman entre ellos. Ojo! esto no es prejuicio. Es un juicio de valor!

También me sulfuran los hiper perfectos. Otro día lo abordaré. Este día en particular estoy atacada con los otros.

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