jueves, octubre 26, 2006

Los extraterrestres

Un amigo salteño estudiaba la misma carrera que yo. También, igual que yo, era ayudante de Gráfica I e integraba el Grupo de Investigación. Además, estaba cursando materias de la carrera de Economía, hacía boxeo, remo y estudiaba francés. Omito decir que con el inglés se manejaba a la perfección. Por supuesto que además tenía novia, que iba a todas las fiestas y se emborrachaba como el que más, o mejor dicho, era el que más. Se lució haciendo vueltas de carnero en un recital de Árbol, al punto de que los dos cantantes bajaron del escenario a hacerlos también. Como le gustaba sacar fotos -y paseó a dedo y con mochila por toda latinoamérica-, en sus viajes recopilaba hermosas imágenes que la revista National Geographic a veces le publicaba.

Mi madrina tiene como nueve ahijados –yo sería la sexta, más o menos. Para los cumpleaños de cada uno y para el día del ahijado hace regalos preciosos y personales. Es presidenta de una mutual, conoce por nombre a casi todos los afiliados, que están desparramados por toda la provincia. Hace tenis y va al gimnasio. Tiene ocho cuñados y dos hermanas –todos casados-, infinidad de sobrinos y muchísimos amigos. Va a los cumpleaños de todos y los llama para preguntarles si se amigaron con sus novios/as, se curaron del resfrío o simplemente cómo están. Además tiene dos hijos y tres nietos. Los lleva al pelotero y los cuida cada vez que puede. ¡Y puede!

Walter había sido un buen jugador de básquet, pero un tumor en la cadera lo dejó rengo a los 17 años. Se dispuso a devorar libros por primera vez en su vida, y se inclinó por las humanidades. Empezó la carrera y la militancia al mismo tiempo, en 1983, logrando desalojar -junto con cuatro o cinco compañeros- en un par de años a los rezagos carcamanes de la dictadura en la facultad. La agrupación que fundaron estuvo doce años seguidos en la conducción del Centro de Estudiantes, la única estable que no era Franja Morada. A los 30 era secretario académico, adjunto de cátedra y profesor exigente e ingenioso. Había escrito varios libros y dirigía ocho proyectos de tesis con claridad y responsabilidad. A los 35 era vicedecano. Era gracioso, innovador y metódico.
Falleció en un accidente de auto pocos meses después, cuando ya su mente sagaz estaba ideando cómo acceder a la presidencia de la Universidad. Fue una pérdida invaluable para los habitantes de la galaxia.

No hay comentarios.: