viernes, julio 20, 2007

Amigota

En “El hombre que fue jueves”, de Chesterton, cuando el poeta Syme encuentra al otro impostor afirma: “Entre aquella soledad y su situación actual en compañía de un aliado había un abismo. Digan en buena hora las matemáticas que cuatro es igual a dos por dos; pero no pretendan que dos es igual a dos por uno: dos es igual a uno multiplicado por dos mil. Por eso, no obstante sus muchas desventajas, las sociedades van a parar siempre en la monogamia”.

De la misma manera se puede explicar la obsesiva amistad que en algún momento de nuestra vida tuvimos con alguien. Debe haber muy pocas personas que no hayan tenido alguna vez en su vida a un mejor amigo único, absoluto, irreemplazable y que excluye completamente a un tercero.

Al mejor amigo no lo elegimos ciegamente, sino que un día se acumuló a otro día y a otro en que ahí estaba. Llegó un momento en que nos entendíamos sin palabras.
(Seguramente hubo alguna confesión de siesta de domingo, con todos los juguetes en stock de nuestra casa desparramados en el piso, o corriendo lejos en la misma dirección en las siete vidas: “Vos sos mi mejor amigo”).
Entonces ya pudimos pelearnos como hermanos: implacablemente.

De más grandes no hay tanto rito, pero quiero resaltar la validez de la afirmación de Chesterton. Cuando somos dos, sean amigos o amigas, podemos llevarnos el mundo por delante.

De chicos: Damos vuelta todos los placares, trepamos al techo, compartimos el escondite. Con más de dos ya hay rollo. O no entramos en el mismo refugio, o nos hacemos mucho bardo y nos descubren.

De adolescentes: Nos prestamos toda la ropa. Nos contamos todos los secretos. Exhibimos nuestra amistad exclusiva y hacemos que otros mueran de envidia por no poder acceder a tan privilegiado club. Hasta nos gustan los mismos chicos y nos reprochamos entre gritos y llantos las mismas actitudes. Si hubiera tres, ya podría haber traición en una etapa de tanta susceptibilidad.

De más grandes: En un viaje a dedo nos levantan todos los autos, en el boliche nos regalan todos los tragos, podemos charlar horas con alguien que sólo a una le interesa, pero siempre la otra se quedará por ahí cerca -porque no tiene otra cosa que hacer- y podrá rescatarnos con la mejor excusa cuando lo necesitemos.

De adultos: Quizás sea el momento en que más tendemos a canjear al mejor amigo por la pareja. Esta es la etapa de extrañar a nuestro amigo exclusivo.

Por último: Las viejas andan de a tres o cuatro, pero siempre hay dos “que se entienden”. La otra, o es muy terca, o es muy amarreta, o tiene siempre esa cara de amargada o nos avergüenza a todas tratando mal a los mozos del café.

En todas las edades, y cuando por alguna razón ya no basta con girar la cabeza para verlos, los recordamos a nuestro lado caminando, estudiando, hinchando las pelotas o simplemente aburriéndose y tratando de robarnos el control remoto. Siempre, en cada etapa, algún elegido. Siempre el mejor amigo.

Para todos mis mejores amigos.

5 comentarios:

Unknown dijo...

Yo estoy en la etapa: mis amigas tiene hijos y yo no, asi que me aburro bastante entre pañales y mamaderas.
Feliz día para ustedes.

ANITEN dijo...

sé que estoy entre "mis mejores amigos" y sé que tengo suficiente alcohol encima ahora como para ni hablar del tema...
pero, amiga, te deseo muy feliz día, y espero que el resto haya tenido un buen día, con muchos más amigos A MANO de los que tengo yo en este momento!

Lolo dijo...

De chico yo tenía mis dos mejores amigos. Una tríada inseparable dedicada a escalar bardas. Hoy son casi extraños.
De adolescentes hice los amigos más perdurables, hasta hace poco, que también se volvieron lejanos.
De más grande hice los amigos más verdaderos, que persisten a pesar del viento y la marea, quizá mañana también sean lejanos. Pero es especial.
Igual eso de los mejores amigos no sé si sea tan así. Una especie dránking? Hay amigos sinceros, copados, divetrtidos y profundos. Los sencillos e incondicionales. Y hay varios, gracias Dio'!


Muy lindo post, Loli. Con unas cervezas encima lo encuentro más emotivo, jaja!

Lolo te quiere mucho Loli, sabélo.

LARITEN dijo...

Willowcita: A mí me pasó exactamente lo mismo. Por eso tuve que buscar nuevos amigos solterones y dejar los antiguos para los domingos a la tarde (bajón).

Aniten: Siempre estarás en mi corazón. Espero que se te haya pasado el pedalín! Ponete las pilas, que el mundo de los ñopos espera por tí.

Lolo: Lo de los mejores amigos se refiere a que, entre los varios (como mucho cinco o seis, claro) siempre hay uno que por alguna razón está en determinado momento más cerca que los demás. Claro que hay amigos para cada cosa. Ahora pienso: si tuve que explicar es que no fui clara. ¡ups!
Yo también te quiero mucho!

Lolo dijo...

No, fuiste re clara. Yo estaba ebrio cuando comenté, jajaja! No te culpes... Culpemos a mi estado etílico.